Ellos, él… y ella (Lola Bracco ®©)
Mi padre, inagotable por gastarse la vida, y la vida lo sostiene cuando la muerte lo llama, a su fuego de no quemarse y regresar.
Mi madre en rebeldía eterna, sin haber querido llego a esta vida, insatisfecha de si misma, ama y odia con la misma intensidad con que se rompen las olas, pocas veces se permite calma, ella vive en su tormenta y no cierra los ojos para que la ciegue la arena.
Son sangre que fluye por las venas que ya no sostienen su caudal, él hierve, nunca siente frío, y bebe cada instante a sorbos en su copa la cepa de tristeza y alegría, esa que saborea a escondidas de otros, siempre de ella. Y ella alimenta sus silencios elucubrando presentes, odiando sin perdón todos los pasados, el suyo, los ajenos que la amaron, y los que no.
Ahora el tiempo que ya no miden, a veces les da tregua, sobreviven entre gritos y silencios, necesidad y odio, culpas regaladas, y “sin perdones” que regresan cachetadas de palabas, y entonces visten las miradas de rencores porque la vida se les va, y no pueden tampoco perdonar su despedida, dejando al otro con piedad.
M.G.M.