Claroscuros
Yo me aferro a los días, y sus noches
me entrego al Dios sol imperfecta y dolorida, y a la luna
le doy a mi pasión desnuda, cuando viene a mi.
Y entre claroscuros de mi tierra y sus desvelos
dejo pinceladas que llevan mi rostro, con mi corazón
y nadie sabe que esos colores llevan la sal de un alma
que no tiene paz.
Él me mira, con la ternura de un niño,
para volver otra vez sin promesas, a escapar
escapar del amor que nos duele, sin poder renunciar.
Él me mira entre claroscuros, y besa mis heridas
cuando en una sonrisa encuentra nuestros colores
y se deja acunar.
ACUNO
Hay un mundo que me abraza
y un silencio que escribe
cuando duermen los pinceles.
Hay un dolor que persigue mi vida
y una vértebra en cada espina
que no hay rosas a mi paso, sólo cactus.
Y al desnudo de mi hombre
yo lo acuno, cuando llega con perfumes
buscando perdones de niño.
Maria Gabriela Micolaucich